Te invitamos a realizar los siguientes ejercicios de bioenergética que nos comparte Juan Carlos Acuña, terapeuta en Casa La Serena, y que nos ayudan a liberar tensión y recargarnos de energía.
Categoría: Manejo Emocional
Abrazando los dedos
Abrazando los dedos
Sostener tus dedos es una poderosa y sencilla herramienta que ayuda al manejo de emociones como la tristeza, el miedo, el enojo, ansiedad y falta de autoestima. Te invitamos a que observes con atención el audio y practicar amorosamente esta herramienta.
Meditación para emociones
A través de esta meditación te invitamos a tomar conciencia de ti, respirar, relajarte y dejar ir pensamientos de temor, angustia o enojo que te impidan contactar con tu paz, tu fortaleza y tu alegría.
Herramientas y Estrategias para el Manejo Emocional
Aquí encontrarás una serie de poderosos ejercicios que ayudan al equilibro emocional y energético. Éstos son: Reflexología podal, Sostener el cuerpo para la trauma y ansiedad, Drenar el dolor, «Switching» para centrarse o corregir el flujo de energía y Técnica para la liberación emocional (EFT).
Reflexología Podal: El Organismo Reflejado en los Pies
Sostener el Cuerpo Para la Trauma y Ansiedad
Drenar el Dolor
«Switching» el Campo de Energía para Centrarse o Corregir el Flujo de Energía
Técnica para la Liberación Emocional- EFT
Posturas de yoga para aliviar la ansiedad
Introducción:
La yoga es una disciplina ancestral proveniente de la India con múltiples beneficios, algunos relacionados directamente con el control del estrés, aliviar síntomas de la depresión, pánico y ansiedad.
Compartimos contigo una serie de asanas (posturas de yoga) que conforman una rutina muy sencilla para que sea fácil su práctica para todo tipo de cuerpo. Las posturas de la rutina fueron elegidas por sus beneficios relajantes a nivel muscular, de articulaciones y órganos, estimular la circulación y el sistema nervioso central, así como calmar dolores; lo cual es benéfico para el manejo de la ansiedad.
Esperamos te animes a ponerlas en práctica y poco a poco incorporar estos ejercicios a tu día a día, si es que notas te son benéficos y disfrutar hacerlos.
¡Namasté!
Conocer la ansiedad
La ansiedad es una respuesta anticipatoria a determinadas problemáticas en nuestra vida que nos supone una situación desagradable o una amenaza real o imaginaria. Nuestro cuerpo al interpretarla de este modo, activa toda una serie de mecanismos fisiológicos destinados a huir de la amenaza.
Existen síntomas fisiológicos de la ansiedad:
- Palpitaciones o elevación de la frecuencia cardiaca (taquicardia).
- Sensación de ahogo, con respiración rápida.
- Opresión en el pecho.
- Miedo o pánico.
- Sudoración o escalofríos.
- Pérdida de visión y concentración.
- Temblores.
- Náuseas o molestias abdominales.
- Mareo o incluso desmayo.
La ansiedad asoma sensaciones de miedo, incertidumbre, desasosiego y también nos ayuda a salvaguardarnos de peligros reales que podrían comprometer nuestra vida. Los ataques de ansiedad pueden ocurrirnos en cualquier lugar. De repente nos invade una sensación de miedo que se apodera de nosotras, a veces paralizándonos y otras haciéndonos huir.
A veces la ansiedad se acompaña de síntomas mocionales y cognitivos, nervíosismo que puede llevarte a comer en exceso o a no comer, sentirte inquieta, perder la concentración fácilmente, o tener alguna otra conducta evitativa.
¿Qué puedes hacer si eso pasa?
Cuando sientas que está empezando algún síntoma de la ansiedad, cruza los brazos por encima del pecho, abrazándote a ti misma por un momento.
Tus manos déjalas caer sobre tus brazos, quedando tus palmas cerca de los hombros del brazo contrario.
Mientras eso pasa respira profundamente y durante unos minutos siéntete a ti misma, acaríciate, y anímate dándote palmadas en los brazos.
Pasado ese minuto, observa cómo te sientes, respira de nuevo profundamente, e intenta recordar un episodio agradable de tu vida, un lugar donde te sientes segura y tranquila.
Guía para abrazar la tristeza
La tristeza asusta, por eso la alejamos de nuestras vidas, la apartamos y encerramos bajo llave porque detrás de ese cerrojo están los momentos, ideas o emociones del pasado que nos cuesta trabajo dejar ir.
Esta forma de recluir una emoción, tan necesaria como todas las demás, al contrario de lo que puede pensarse, no hace que esta no exista en nuestras vidas. Por el contrario, el no dejar salir la tristeza, puede llegar a mantener un estado de falta de energía para realizar nuestras actividades.
Negar una emoción no provoca su desaparición.
Estos son algunos consejos para abrazar poco a poco la tristeza:
Identifica qué es lo que haces para no estar triste.
Puede ser que para evitarla te mantengas ocupada haciendo cosas de más en tu día, ocupes tu mente con recuerdos que te hagan alejarte al contacto con la tristeza (recuerdos alegres), etc. Saber qué es lo que haces cuando asoma la tristeza, puede ser muy útil a la hora de identificar cuándo sientes tristeza.
Cuando vayas identificando qué es lo que haces, intenta reducir poco a poco estas acciones automáticas.
Ahora puedes sentarte con la tristeza, recostarte, ponerte música, usar algún aceite o estar en silencio contigo misma, en ocasiones la tristeza se acompaña de lágrimas y está bien dejarlas salir.
Puede que esto asuste en un primer momento, pero recuérdate a ti misma que para que aparezca la alegría, también tiene que existir la tristeza. También sirve recordar que es una emoción, y que al igual que el resto de las emociones, tiene un principio y un final.
Después de estar con la tristeza, sea de la forma que sea, intenta abrazarte a ti misma, tratarte bien, darte un baño relajante, disfrutar tu comida favorita, etc.
De esta forma, la próxima vez podrás recordar que después de permitirte abrazar a la tristeza, pasan cosas agradables, sentir el alivio, relajación etc.
Si pudiste abrazar la tristeza, ¿Qué hiciste para cuidarte? ¿Qué te dijiste por estar sintiendo aquello que sentías?